Evidentemente, todo esto forma parte de un sistema bien regulado. Entonces, ¿qué propósito tienen estas bolas de colores brillantes, de tamaño perfecto y espaciadas uniformemente, para los transeúntes? Te daremos una pista: tiene que ver con lo que transportan esas líneas eléctricas. Sí, ¡la electricidad! Y es que poder iluminar nuestras ciudades y hogares es en realidad un fenómeno relativamente reciente. No sería hasta el año 1882 cuando gracias a los ingenieros Oskar von Miller y Marcel Deprez, se comenzó a enviar electricidad a larga distancia. Para ello, utilizaron los cables aéreos que normalmente transmiten los telégrafos para pasar una corriente de 2,5 kilovatios a través de un tramo de 35 millas. Puede que esta distancia no te parezca nada impresionante, pero fue algo completamente revolucionario en su momento.