El ajo activa en nuestro organismo enzimas realmente importantes para el buen funcionamiento de nuestro hígado. El ajo es muy rico en alicina, un componente rico en azufre que resulta especialmente bueno para nuestro hígado debido a sus propiedades antioxidantes, antibióticas y antifúngicas. La alicina hace que los vasos sanguíneos del hígado se dilaten, fortaleciendo de este modo los tejidos gracias a la acción de los antioxidantes. Según explica la nutricionista Grace Fjeldberg en el portal de la Clínica Mayo, “tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a regular el trabajo del hígado”. “Lo recomendable es aplastarlo y luego consumirlo para aprovechar sus propiedades”, concluye la especialista.