Averiguó las fechas de la subasta de la policía en Internet y vio que encajaba perfectamente con su horario. Estaba muy emocionado y esperó pacientemente hasta que finalmente llegó el gran día. Cuando por fin llegó el momento de la subasta policial, se dirigió hasta allí, asegurándose de ser amable y puntual. Se registró para la subasta como un oferente. Entonces, la subasta dio comienzo y el anfitrión anunció el primer coche a subastar. Estaba convencido de que sería capaz de encontrar el mejor vehículo para el a pesar de su presupuesto notablemente bajo. E hizo muy bien, ya que gracias a esta estrafalaria idea pudo comprarse un bonito jeep de ocasión con todas las garantías que las fuerzas de seguridad del estado pueden ofrecer.