Son muchos los retos que conlleva ser un joven ciervo y aquí tenemos una prueba muy representativa de ello. Y es que estos adorables animalitos no pueden entrar fácilmente en lugares demasiado tupidos porque pueden almacenar , sin que ellos quieran, un montón de cosas en su cornamenta. En la mayoría de los casos, no pueden eliminar lo que queda atorado entre sus cuernos por sí mismos y tienen que pedir ayuda a otros animales o a los humanos (en el caso de quienes viven en reservas). Aquí, la cámara captó a un joven macho con la cornamenta cubierta de hierba. Por suerte, probablemente recibió un poco de ayuda para quitársela de encima, ya sea brindada por algún colega de su especie, o bien por algún transeúnte de la zona.
