Esta familia recreó la misma foto cada año, y la tradición mejora con el paso del tiempo…
Un hobby caro
“Tomé muchas fotos instantáneas, pero la película era cara en ese momento, así que mi madre la escondió”, explicó. Años más tarde, cuando tenía unos 20 años, la cámara resurgió de nuevo mientras reunía todas sus posesiones cuando se estaba mudando. Ting-man recordó al momento lo mucho que se había divertido con la cámara y se alegró mucho. Así que su amor por la cámara instantánea volvió a revivir desde aquel instante. En ese momento, se encontraba estudiando diseño gráfico, una disciplina que de alguna manera le abrió la mente a las maravillas que Polaroid y marcas similares. Entonces, el entusiasta hongkonés comenzó lo que admitió como un hábito de compra compulsivo. “Era como si no pudiera detenerme. Cada vez que veía una cámara instantánea barata, tenía que comprarla”, confesó.