Estela y Manuel siempre habían sentido remordimientos por no haber podido formar una familia. Era algo que ambos querían, pero pronto descubrieron que Estela tenía problemas de fertilidad y no podía quedar embarazada. Cuando la entrevistaron y le pidieron que reflexionara sobre su larga vida sin familia, Estela simplemente comentó: “Hemos sufrido enormemente por ello”. El por qué Estela no pudo tener un hijo siguió siendo un misterio durante décadas. Para empeorar las cosas, unos años antes de la muerte de su marido, Estela empezó a sentir una serie de molestias en su vientre que se hacía más fuerte con el paso del tiempo. Pero pronto, estas molestias serían la menor de sus preocupaciones.
