Desde temprana edad, Schmidt siempre mostró una gran aptitud para los deportes de todo tipo, pero particularmente para correr. No sería una sorpresa para nadie que la conociera, que Schmidt estaba destinada a convertirse en una exitosa atleta olímpica y que la carrera de vallas era su vida, ya que poseía un claro talento natural.
Schmidt da crédito a sus padres por inculcarle el amor por la competición y una fuerte ética de trabajo. Pero ni siquiera ellos podían predecir la atención global que recibiría y no sólo por su habilidad deportiva.